Poetas de Venezuela
Cuando, al vuelo metálico del avión, aparecieron por primera vez ante mis ojos las costas peladas y rojizas de Venezuela, recordé el poema que ante esas mismas costas y a bordo del vapor “Colombie” escribió, en su viaje de exilio, Rafael Alberti:
"Se ve que estas montañas son los hombros de América.
Aquí sucede algo, nace o se ha muerto algo.
Aquí se perdió alguien,
se hundió, se murió alguien.
Pero aquí existe un nombre,
una fecha,
un origen,
se ve que estas montañas son los hombros de América."
En tierra me aguardaban las manos cordiales de Antonia Palacios y Alejo Carpentier.
Más tarde, el gran cubano me dedicaría “El Reino de este mundo” , en recuerdo de su maletero... Entré a Venezuela con los ojos abiertos y los oídos dispuestos a ver y escuchar. Muchos ecos me habían llegado a través de las hojas fugaces de los periódicos y del mensaje bien hallado de los libros. Recorrí el itinerario humano de Venezuela y al regresar traje conmigo un afecto profundo y perdurable por el país, sus gentes y sus hechos.
En Caracas, bulliciosa y llena de luz, junto al Avila multicolor; en Valencia, como la Valencia de finas torres del poema de Machado; en Cumaná, la silenciosa, madre de todas las ciudades; en Barquisimeto de crepúsculos encantados y parques llenos de margaritas; en Los Teques, al pie de la estatua del cacique Guaicaipuro; en La Victoria de José Félix Ribas; en la Guayana misteriosa; en la Isla de Margarita, soberana del Mar de las Perlas; en el dulce Caripe del oriente venezolano; en Carúpano “un brazo largo como una calle/ con la fe cristalina de su Luisa del Valle”; en Mérida, la señorial ciudad de los caballeros; en Maracaibo, ardido de petróleo y de sol; en el nombre con sabor a fruta de Guasipati, la aldea de Jean Aristeguieta; en Ciudad Bolívar, hecha de hierro y de estrellas; en Valera de Ana Eriqueta Terán; en Barinas de Enriqueta Arvelo Larriva, descubrí, entre nombres que poco a poco me fueron resultando familiares y rostros que ahora recuerdo con cariño, la síntesis de un mensaje poético alto y auténtico como pocos.
Algunos de los poetas a quienes voy a referirme son los que vienen después del Grupo Viernes, es decir los nacidos entre 1908 y 1925. Para hacer más clara su ubicación dire que el movimiento más importante de la poesía venezolana es el que establece un paralelo con nuestra generación de Los Nuevos y se conoce como la Generación de 1918.
Enumero algunos de sus integrantes: Andrés Eloy Blanco, Luis Enrique Mármol, Enrique Planchart, Fernando Paz Castillo, Félix Armando Núñez, Héctor Cuenca, Jacinto Fombona Pachano, Rodolfo Moleiro, Angel Miguel Queremel, Angel Corao, Eduardo Mathyas Lossada, Enriqueta Arvelo Larriva, Luisa del Valle Silva, Gonzalo Carnevali, Luis Barrios Cruz, Pedro Sotillo, Julio Morales Lara, Antonio Arráiz, Antonio Spinetti Dini, Vicente Fuentes...Pero no es a la Generación de 1918 ni al grupo Viernes a los que voy a referirme, Es a la generación que integran Miguel Otero Silva, Juan Liscano, Carlos Augusto León, Juan Manuel González y Luis Pastori y a las mujeres que, a mi entender, representan la más alta lírica venezolana: Jean Aristeguieta, Luz Machado de Arnao, Ofelia Cubillán y Ana Enriqueta Terán.