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Una Colombiana Excepcional.  El Homenaje a Elisa Mújica

Una Colombiana Excepcional. El Homenaje a Elisa Mújica

Alta torre de libros me rodeaba cuando empecé a escribir estas palabras. Alta torre de libros donde falta uno solo: La Aventura Demorada, que se agotó con mayor rapidez que las demás ediciones, agotadas todas ahora, cuando la Cámara Colombiana de la Industria Editorial, inspirada por su presidente Jorge Valencia Jaramillo, por Juan Luis Mejía, Rosita Jaramillo y Ximena Gómez, suscritan alrededor de Elisa Mújica este homenaje internacional de admiración.

No hay –por insólito que parezca- un solo ejemplar en las estanterías de la I Feria Internacional del Libro, de las numerosas obras de esta sencilla, silenciosa y valiente mujer, el más alto valor femenino de las letras colombianas.

Presencia de sus Obras

Pero aquí están, venciendo el calendario que marca casi cuarenta años, venciendo los viajes, las bibliotecas deshechas, esparcidas por ciudades distantes, los libros amados de Elisa Mújica, testimonio de un afecto que dura ya, en verdad, toda la vida. Los Dos Tiempos, la primera novela impresa por ediciones espiral de Clemente Airó en 1949. Los ojos se llenan de montañas bajo el cielo, se llenan de visiones de juventud y rotas esperanza. Y surge la imagen apenas presentida de Carolina Cárdenas, detenida en el poema que en aquellos días lejanos fue escrito para Elisa Mújica y César Uribe Piedrahita: “Esta mujer fue humana, más humana que nadie/ a fuerza de estar viva se consumió en su llama/ no la conocí nunca y estoy frente a su nombre/mientras el tiempo esculpe su melodiosa estatua”...

Ángela y el Diablo, libro publicado en Madrid en 1953 por ediciones Odilib de Julio Sierra y por Aguilar. Tiene bellas ilustraciones de Lucy Tejada y nos cuenta del origen vasco del apellido de nuestra escritora y como esa obra inmediatamente anterior (Los Dos Tiempos) se juzga ser el embrión de tres magníficas novelas: una la propia autobiografía de Elisa Mújica, su lucha por los derechos sociales de la mujer, sus facetas personales y humanas; otra, la historia de una mujer singular, también tomada de la vida real, con quién la protagonista tropieza en la adolescencia, y la tercera, una novela social sobre los indios del Ecuador, que la autora conoció de cerca cuando visitó ese país. Y recoge las opiniones de Eduardo Zalamea Borda y Hernando Téllez sobre los pasos iniciales de la autora, que publica en este libro uno de los cuentos más conmovedores, precisos e impactantes de la literatura contemporánea: "Una mañana a las siete, sobre la hecatombe de Hiroshima en la mañana del lunes 6 de agosto de 1945, cuando la bomba atómica cayó sobre el Japón."

Y surge Catalina con el mismo gesto entre desafiante y burlón de la pecadora de Inés Hinojosa, sin la connotación histórica de Nicolasa y Bernardina Ibáñez, pero reclamando su sitio entre las heroínas de la novela colombiana. En 1962 el Jurado calificador del Premio Literario Esso otorgó el galardón a la novela Detrás del Rostro de Manuel Zapata Olivella, pero recomendó la impresión de la novela Catalina de Elisa Mújica “como tributo de admiración a la mujer colombiana”. Y es que Catalina tiene todavía en el mundo muchos caminos por recorrer. Aún no se ha descubierto cabalmente la categoría del personaje y sus múltiples facetas, porque sólo ahora Monserrat Ordóñez ha emprendido el estudio que de las obras de Elisa Mújica es necesario hacer. Afortunadamente la lúcida ensayista hispano-colombiana tiene el propósito de seguir esta tarea.

Pero antes de seguir hablando de sus libros, es bueno describir, especialmente para los escritores y periodista extranjeros que concurren a la I Feria Internacional del Libro y que aún no la conocen, cómo es y cómo vive Elisa Mújica.

La Vida Diáfana de Elisa Mújica

En lo alto del barrio colonial bogotano de La Candelaria, en la calle de San Miguel del Príncipe, en una casa pequeña y llena de flores, vive Elisa entre sus libros el sueño de las “Beguinas” de que habla el belga Rodenbach en Brujas la muerta. Resulta singular comprobar que, desde su juventud, ella presintió esta soledad luminosa que ahora la rodea. Fue antes de que en España, en la diafanidad de los cielos de Ávila, la deslumbrara, como a Pablo en el camino, una luz de ultramundo. La vida de Elisa Mújica cambió de rumbo ante la presencia revelada de una santa andariega, Teresa de Cepeda y Ahumada, la que andaba por el mundo llevando a cuestas su amor a Jesús, la poesía, la fe militante, la milagrosa alegría. El libro La Aventura Demorada fue fruto de aquella prodigiosa experiencia y tuvo su continuación en la introducción a Santa Teresa, que editó en 1981 el Instituto de Cultura Hispánica.

Cuenta el prólogo de “Ángela y el Diablo” que Elisa Mújica siempre ha trabajado. Es verdad, ha “vivido de sus manos” como dicen las coplas de Jorge Manrique. Trabajó un tiempo en la agencia de la Caja de Crédito Agrario en Sopó, ese pueblo pequeño en cuya iglesia hay un retablo de arcángeles y donde ahora duerme para siempre el poeta Eduardo Carranza. En aquellos días tenía la escritora que enfrentarse con las matemáticas, que no han sido nunca su fuerte. Más tarde fue la bibliotecaria de la Caja Agraria y con paciencia, dignidad y fe espero el momento en que una modesta pensión le permitiera retirarse a esa pequeña casa que albergó su trabajo de escritora y su bondadosa sonrisa de paz, que iluminaba todo lo que tocaba.

Los cuentos fantásticos y las crónicas

En 1972 publicó “Árbol de Ruedas”. En este libro hay cuentos magistrales, con un trasfondo de relato fantástico, porque en ellos la realidad y la ficción, el gran dilema del narrador, se mezclan armoniosamente, tal El Espejo y el Rubí. En 1973 publicó Colcultura en la Colección Popular que estableció Jorge Rojas, el libro que deberá ser reeditado La Candelaria. Este volumen cuenta muchas cosas sobre Bogotá, vale la pena recorder que en España recopiló la autora para Aguilar la Reminiscencias de J.V. Cordovez Moure).

Un dibujante con imaginación podría reconstruir la Santafé de entonces, con las descripciones que hace Elisa Mújica de la casa del pintor (Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos), La casa del bandido (el legendario Dr. Russi), la del Arzobispo Virrey (Antonio Caballero y Góngora), la del burgués, la del juego de tresillo y la Expedición Botánica, que fue uno de sus más preciados temas.

Desde 1976 es la Expedición Botánica contada a las niños, edición conjunta del Premio Enka de Literatura infantil y Juvenil y Colcultura. En 1985, con el título Pasado y Porvenir de la Expedición Botánica, el Instituto de Cultura Hispánica publicó una preciosa edición con reproducciones de los dibujos de la Expedición y un relato de Elisa Mújica (José Celestino y el Dragón) que refiere la vida “admirable como un cuento”, de José Celestino Mutis.

En 1984 publicó Bogotá de las Nubes, que en gran parte amplía el horizonte vivencial de algún personaje de Los Dos Tiempos.

Con está novela alcanzó Elisa Mújica la docena de libros publicados, ocho de género narrativo (novelas y cuentos, entre ellos dos de literatura infantil). En 1981 había ingresado a la Academia Colombia de la Lengua como miembro correspondiente. Pero, gracias a sus méritos literarios y a la sólida estructura de su obra, fue la primera mujer Miembro de Número que ocupó uno de los sillones –uno por cada letra del alfabeto– de la docta y serenísima guardiana de nuestro maltratado idioma. Su trabajo al ingresar a la Academia versó sobre el tema “Las Raíces del Cuento Popular en Colombia”. Esta publicado en volumen Las Altas Torres del Humo que publicó Procultura en 1985 con Los cuentos de Margarita, catorce relatos de la más autentica entraña popular, que conforman una antología de misterios y consejos.

Esos misterios y esas consejas que son más fuertes que “las convicciones de graves filósofos y sabias escuelas” según José Asunción Silva. En 1981 publicó Historias de Animalitos, protagonizadas por algunas de las pequeñas criaturas que tanto amaba San Francisco de Asís. Alguna es indudablemente un homenaje a “Guardián”, el celoso y fiel compañero que ladraba a las sombras y a la luna en las noches altas de La Candelaria.

De un estudio constante y metódico de la obra de Eugenio Díaz fue resultado la edición en dos tomos publicados por Procultura de la obra completa del autor del tradicional juego de Enlazar. Y en la constante y seria labor intelectual de nuestra escritora, surge como la más reciente de sus obras la colección de cuentos contenida en la Tienda de Imágenes, publicada por el Fondo Cultural Cafetero, que completa catorce escalones en la alta torre de sus libros.

Desde Bucaramanga de jardines a Bogotá de las nubes se cumplió el periplo vital de esta mujer que se enfrentó a la vida con tranquila sonrisa valerosa. Altas Torres que nunca es penoso escalar porque el dominio del lenguaje apoya el poder descriptivo de los paisajes y las emociones. Y para el ser humano también es fácil y ligero escalar las altas torres porque siempre hay puentes tendidos –las manos amistosas de Elisa Mújica-, luz en la poterna y, por supuesto, Guardián en la heredad...