Adiós a BIP
Marcel Marceau, en su largo camino sin palabras, estuvo en Colombia después de años de ausencia. Vino a decirnos silenciosamente que el teatro es un rito, no un simple espectáculo. Y que, como todos los ritos, necesita oficiantes que transmitan una especie de éxtasis místico.
El teatro necesita seres excepcionales como este mimo francés, que rescata del lejano pasado griego y romano el arte del teatro gestual, capaz de imitar caracteres, costumbres, edades, sentimientos...
En el mundo entero verdaderas multitudes han aplaudido a Bip, el filósofo ambulante para quien “el silencio es una fuerza magnética, que llega a ser música”.
¿Quién es BIP?
Bip nació en 1947, cuando su creador Marcel Marceau era joven. Bip pronto cumplirá sesenta años de existencia, Marceau anda por los ochenta. En su cara blanca están reflejados el dolor y la alegría del mundo. Es un personaje desesperado que se rinde a la esperanza, un derrotado que gana, una por una, todas las batallas de su guerra. Es un trágico alegre, un payaso triste, el Pierrot de la pantomima, siempre vestido de blanco y con el rostro lleno de harina y lágrimas, el polo opuesto del alegre Arlequín. Doma leones, caza mariposas y expresa la vida moderna. Trabaja en una fábrica donde los movimientos son cada vez más rápidos, como en “Tiempos Modernos” de su primo inglés Charlot.
Cuando Marcel Marceau pensó por primera vez en BIP, eran los tiempos de la guerra, cuando el entonces joven actor militaba en las filas de la Cruz de Lorena que Charles de Gaulle enarbolaba solitario al otro lado del Canal de la Mancha. Fue cuando los “maquis” se multiplicaban en los bosques franceses, donde Juana de Arco oyó las voces misteriosas. Afortunadamente, a Marcel Marceau y por consiguiente a Bip los respetaron las balas. Pero Bip las recuerda.
¿Qué es el Silencio?
Para Marceau el silencio es una fuerza magnética. Toca los sentimientos, como la música. El mimo más celebre del mundo nos educa para que escuchemos con los ojos el estruendo de sus gritos mudos. Nos cuenta la historia del hombre, la crónica del mundo, valiéndose apenas de su cara blanca, una flor y un alma que se le asoma a las pupilas como una corriente clarísima. El silencio en Marceau es poesía y ternura. El silencio es hermano de la música, fiel descriptora de los sentimientos que el mismo transmite, con la expresión múltiple de su rostro y el juego de belleza, casi inverosímil que realizan sus manos.
Se Marchó BIP
Cuando aparezca esta nota se habrá marchado Bip cazador de mariposas, guardián de niños, patinador, domador, soldado. BIP viaja por tren y por mar, pinta, esculpe, baila, enamora, juega a David y Goliat, vende porcelana, busca trabajo y novia en la agencia matrimonial. Nunca se suicida, porque el mensaje de Marcel Marceau es vitalista, valeroso, deja la seguridad absoluta de que el ser humano sabrá sobreponerse a todos los desastres, siempre y cuando no cierre los ojos cuando los vea venir, sepa levantarse cuantas veces caiga y esté seguro de la frase eterna “ars longa, vita brevis”. El arte es largo aunque la vida sea breve.
Por fortuna la de Marcel Marceau ha sido larga y quedan sus alumnos de la Escuela Nacional de Mimodrana que fundó en París en 1978. La escuela que nos asegura que el arte del mimo seguirá proyectándose en el tiempo, desde mil años antes de Cristo hasta siempre.