Todavía sueño
con llevar una flor
a la estatua de Pushkin
en la primavera de Moscú.
Sueño
con rezar una oración
a la orilla del lago
donde un cisne negro-la muerte-
aguardaba al rey loco
de Baviera.
Todavía sueño
con todos los caminos
del aire, del mar y de la tierra
que me están aguardando
mientras cae
la gota silenciosa del tiempo
en la clepsidra.