A don Antonio Machado
Don Antonio, hace días
que no nos encontrábamos.
Yo no sé dónde estaba.
Soñando extraños sueños,
buscaba otros amigos,
otras voces me hablaban.
Pero lo vi llegar a usted
esta mañana.
Subía por la calle
que termina en los árboles
y pasó, lentamente
al pie de mi ventana.
Al momento llegaron,
con el paso del viento,
como unas golondrinas
en bandada, sus palabras.