En memoria de Julián Benítez, poeta y soldador.
Quédate afuera, poesía.
No importunes ahora mi trabajo
con tu voz de cristal.
Déjame así, de espaldas a la luz
El viaje de las nubes
podría recordarme otro cielo.
Pero aquí estás, amiga inoportuna.
¿Quién te ha dejado entrar?
No tengo más remedio
que escucharte.
Me dices que los tornos
tienen música,
sorda música de olas
en un sombrío caracol metálico.
Y te respondo
que las estrellas de la soldadura
iluminan la noche del taller
y coronan de fuego
la frente del obrero
que podría ser el rey de aquella historia
del hombre de la máscara de hierro.