¿Por qué lloras?
Porque anoche a mi lámpara
la apagó un viento amargo.
¿Qué buscas en la sombra?
La sombra de unas manos,
unas manos desnudas que se alzan
contra vientos de fuego y los enlazan
y retuercen sus uñas mal hirientes.
Unas manos que nacen
en el cauce del río de la infancia
y crecen en los árboles
y vuelan con el ala de los pájaros.
¿Quién apagó tu lámpara?
No importa.
Hoy he vuelto a encenderla
con la última llama.