Sólo pido
tu rostro para el sueño,
tu nombre dibujado
en los telones del recuerdo.
Me iré con ellos lejos
a la ciudad tranquila de los lirios,
de las campanas y de las violetas.
El tiempo será largo como un río
y seguirá copiando el mismo cielo
eternamente.
Y eternamente clara, casi viva,
tu sombra estará cerca.