Me inclinaré sobre la hoja
para saber lo que tú escribes
cuando en la brisa de la tarde
floten cenizas invisibles.
Sobre tu mesa de trabajo
habrá dos rosas amarillas
y pensarás: ¡mamá curiosa!
esto es privado. ¡No lo mires!
*
Cuando regreses en la noche
habrá una luz en la ventana
y pensarás: ¡mamá no pierde
esa costumbre de esperarme!
Era un reflejo de la luna
sobre la copa de los árboles
que dibujaba una silueta
en los cristales solitarios.