Skip to main content
Autora: Maruja Vieira
Foto: Ana Mercedes Vivas

HOSPITAL MILITAR

¡Dios, qué mano tan fría!
dijo el soldado herido.

En la silla de ruedas su figura
sería un árbol joven
con las ramas cortadas.

Porque allí no había mano,
sólo unos ojos hondos,
muy hondos, que parecían
preguntarle algo a Dios.